La Voz.- Este fin de semana, varios pueblos de la provincia han vuelto a celebrar la tradición de colocar el mayo, una práctica ancestral que consiste en cortar un chopo y transportarlo hasta el pueblo para levantarlo en la plaza. Esta costumbre, que era llevada a cabo por los quintos antes de comenzar el servicio militar, había ido desapareciendo con el tiempo, pero en algunos lugares aún se mantiene viva gracias al esfuerzo de las nuevas generaciones por preservarla.
En El Carpio, por ejemplo, los jóvenes se aventuran en los pinares cercanos al municipio para buscar el árbol. Después de limpiar sus ramas, lo trasladan hasta el pueblo y, tras pasar la medianoche, comienza el rito de levantar el árbol con la ayuda de sogas y alguna que otro artilugio. Todos los jóvenes y vecinos unen sus fuerzas al grito de «arriba mayo» hasta que el tronco queda recto y situado en el centro de la plaza.
Pero el festejo no acaba ahí. En El Carpio, una vez concluida la colocación del mayo, los jóvenes celebran el final de fiesta degustando las viandas en casa de sus padres. Esta práctica es un reflejo de la importancia que la tradición tiene para la comunidad local, que se esfuerza por mantener viva una costumbre que forma parte de su historia y cultura.
