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La familia medinense que saltó a “La Estampa” por sus doce hijos en veinte años de matrimonio

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Fermín de la Fuente y Jesusa Encinas, ambos de 43 años, relataron un pequeño capítulo de su vida en 1933 en esta revista

P.F.- Decía un prestigioso escritor alemán -Jean Paul- que “el recuerdo es el único paraíso del cual no podemos ser expulsados”. Y en esa parcela de imágenes, texturas, bandas sonoras y olores que exportan al individuo a otros capítulos históricos, se halla también un importante elemento: la prensa. Esa compilación hemerográfica que ya se ha vuelto sepia y cuyo pasar de página a página cruje como si de madera se tratara. Y así, y con los filos de la hoja algo dañados, se muestra ante nosotros un ejemplar del 28 de enero de 1933 de la revista «La Estampa» .

En su margen izquierdo, con una caligrafía excelente se puede ver: “Director propietario: Luis Montiel//Redactor jefe: Vicente Sánchez Ocaña”. Se definía como “una revista cultural española de tirada semanal” que, justo el primer mes del 33, puso su foco en Medina del Campo.

Y lo hizo asombrada por una familia en concreto: la formada por Fermín de la Fuente -conocido como el Señor Fermín ‘El Herrero’- y Jesusa Encinas. En veinte años de matrimonio, un total de doce hijos habían traído al mundo estos medinenses. De hecho, a sus 43 años, estaban a la espera del último bebé que llegaría a la familia.
Esta gran familia numerosa, que hoy rompería los moldes de lo establecido, llamó especialmente la atención a este semanal, cuyo periodista describía la escena completamente sorprendido: “Mediten ustedes los siguientes datos: Francisco, 19 años; Isabel, 18 años; Jesusa, 15 años; Concepción, 13 años; Valentina, 11 años; Fermín, 10 años; Remigio, 9 años; Luciano, 8 años; Pilar, 6 años; Julián, 5 años; Marcelino, 3 años y Lucía, 2 años. Los dos mayores se llevan un año. Luego, Valentina, Fermín, Remigio y Luciano nacen en años consecutivos. Los dos más pequeños, también. Total: ocho partos seguidos. ¿Qué le parece a usted, lector? ¿Y sobre todo a usted, lectora?”.

Y la historia continúa hablando de él, Fermín. Al que definen como un “excelente mecánico” que con “su gran familia” tan solo ocupaba la totalidad de una casita de un solo piso. De hecho, ya adelantó “El Herrero” que, en el caso de que nazcan todavía más, tendrían que hacer uso de literas, “como en los camarotes de los buques”.

Las circunstancias tampoco eran las óptimas para una familia de tal inmensidad. El Señor Fermín estuvo empleado en una fábrica de harinas, ganando doce pesetas el jornal, momento en el que nació su séptimo hijo y en el que, recuerda al periodista de ‘La Estampa’, llegaron a tocar a una peseta por persona. Sin embargo, las cosas siempre salían adelante, y no eran por casualidad: “Siempre buscaba trabajos particulares, que despachaba durante la noche. Así, llegué a adquirir cierta popularidad en el pueblo, y como siempre procuré cumplir todos los encargos con el mayor esmero, mi clientela fue aumentando y abandoné la fábrica para trabajar por mi cuenta”, relata el medinense.

Reportaje completo en la edición impresa de La Voz de Medina y Comarca del 05/02/2022

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