P. De la Fuente-. De niña era un mar de nervios. Cristina Lorenzo reconoce que su timidez le hizo desarrollar otras habilidades. Esta característica le adentró en el mundo literario, ya que desde temprana edad el papel y el bolígrafo se convirtieron en los mejores aliados para plasmar sus sentimientos. A los nueve años escribió su primer soneto y en 2017 su primera obra individual publicada: «¡Mírame!, no soy invisible». Hoy presenta su nuevo libro, «La Gitanilla de Oriente», un símbolo puro de resiliencia. En las librerías del cielo ya ha adquirido un ejemplar su tío, Francisco Alonso «Paquillo», a quien va dedicado este emotivo camino de aprendizaje.
¿Cómo ha abordado este nuevo proyecto?
La Gitanilla de Oriente es una aventura apasionante, puesto que los sueños cobran una importante relevancia. El personaje de mi libro es un reflejo de salir de la zona de confort, al romper con todas las creencias y patrones aprendidos hasta el momento. Se aventura en busca de su independencia, que sería algo normal una vez alcanzada la adolescencia. Sin embargo, no somos conscientes hasta qué punto ese cordón umbilical nos ata y nos limita toda nuestra vida si no hacemos consciente lo inconsciente. El lector se encontrará una novela conmovedora y de aprendizaje, por la cantidad de obstáculos que se encuentra la protagonista para sobrevivir. Por otro lado, una historia llena de aventura e intriga, ya que cada capítulo está lleno de aventuras y sorpresas.
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