Pensiones
Finalmente, el presidente Rajoy comparecer? en el Parlamento en un Pleno monogr?fico sobre las pensiones. Naturalmente que, henchido de soberbia, concurrir? a petici?n propia, desdorando as? las llamadas de la oposici?n y fingiendo que no ha visto las protestas de los jubilados que se han echado a las calles para reivindicar no s?lo unas pensiones dignas para s? sino tambi?n para los pensionistas del futuro.
Las razones de tales movilizaciones se han precipitado además cuado los jubilados han visto que el incremento de sus pensiones ha sido irrisorio en medio de anuncios propagand?sticos constantes de la buena marcha de la econom?a y de la afrenta que supone tener que oir a la ministra del ramo, F?tima B??ez, que las pensiones han ganado poder adquisitivo durante la crisis. Y es que la mentira, siempre mal encajada por aquellos a quienes se pretende enga?ar, tiene mayores consecuencias en los colectivos que lucharon por la democracia y por un sistema de público de pensiones, como es el caso de los jubilados, a los que, con tales mentiras, se alborota al olvidar que el miedo a no cobrar la pensi?n, que siempre esgrimi? la derecha, ya no vale, entre otras cosas porque pertenecen a una generaci?n que tuvo que conseguir todo a golpe de trabajo y penurias y que, adem?s, ha tenido que sujetar en muchos casos, durante la crisis, las econom?as familiares con sus modestas pensiones a base de privaciones personales.
Si a las mentiras de B??ez se unen las argucias del hacendista Montoro que anuncia rebajas en el IRPF de los jubilados, que en un 65% están exentos de presentar tal declaraci?n por sus bajos recursos, la filfa parece instaurarse de forma definitiva en un Gobierno que s? ha tenido recursos para rescatar Cajas de Ahorro y autopistas y lo tendr? para mantener un sistema de privilegios, la situación se agrava a?n m?s, aunque Montoro asegure ?tener zanahorias? para contentar a la población. ?C?mo si los jubilados actuales y los del futuro, cuyas pensiones se calcular?n en funci?n de la esperanza de vida y se revalorizar?n a tenor de la marcha de la econom?a, fueran tontos y no detectasen la enga?ifa en un Españaña cuyo PIB ha crecido este año el 3% y el aumento de las pensiones del 0,25%!.
Es por tanto hora de reunir al Pacto de Toledo para que estudie la financiaci?n de las pensiones, a trav?s de los resortes que sean necesarios con cargo parcial a los Presupuestos del Estado, desterrando la mentira y adaptando la marcha del pa?s, de verdad y con la austeridad necesaria, para que haya caf? para todos porque la paciencia tiene l?mites y la de los pensionistas ya se agota.
La Voz de Medina y Comarca
Editorial
-
- Advertisement -
1 COMENTARIO
Los comentarios están cerrados.
- Publicidad -
Lo más leído
- Advertisment -
- Advertisment -
Más all? de las opiniones del sr redacci?n, cuestionadas por la prop?a encuesta de este medio, donde los lectores opinaban que el sistema actual de pensiones, no es sostenible, por tratarse de un sistema de reparto ( se cobra la pensi?n por las cotizaciones actuales de los trabajadores actuales y el ratio cotizante-pensionista cada vez es menor. Cuestiones obvias demograficas, esperanza de vida…)
Me parecen tremendamente importantes, las declaraciones del gobernador del banco de espa?a. Ciertas como la vida misma. El ahorro de los españoles en su vida laboral, el que pueda por supuesto, se dedica a la compra de inmuebles, y no a planes de ahorro privados.
Todos conocemos, vecinos, amigos o familiares, que sus ahorros los invierten en inmuebles para que ese alquiler complemente su pensi?n.
Entonces en ciudades como medina, con una politica fiscal confiscatoria a traves del IBI, por obra y gracia de nuestra alcaldesa. Que hacemos ? Si las rentas de nuestros ahorros de toda la vida, se los come el ayuntamiento con el IBI.
Como conmpementamos nuestra pensi?n. Que opina Pedro Sanchez de estas politicas locales despilfarradoras que merman nuestro poder adquisitivo a traves del Ibi para ciclocalles y discotecas reconvertidas.
Jubiladas y jubilados medinenses se agot? nuestra paciencia, vasta de pagar sueldos y caprichos con nuetro trabajo de toda la vida invertido en nuestras viviendas.