¿La dictadura perfecta del coronavirus?

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Editorial-. Si algo nos ha enseñado esta pandemia mundial, es que el acceso a la tecnología resulta esencial en nuestro día a día. Tal es así, que a uno ni siquiera le hace falta disponer de un ejemplar de la Real Academia Española de la Lengua para conocer el significado de la palabra ‘dictadura’, que en sus diferentes acepciones se entiende como un “régimen autoritario en cualquier ámbito”, o “en la antigua Roma magistratura extraordinaria ejercida temporalmente con poderes excepcionales”, entre otras.
La tercera ola de coronavirus trae nuevas limitaciones a los ciudadanos de nuestra comunidad, unas normas que obligan a la población a llegar a sus casas a las ocho de la tarde, haciendo que el día a día de la mayor parte de las personas se limite a acudir de casa al trabajo y del trabajo a casa, en el mejor de los casos.
Ni el más astuto de los dictadores habría nunca imaginado tener la capacidad, y más aún el beneplácito del pueblo, para implantar una serie de medidas que van desde el cierre de establecimientos, limitación entre diferentes territorios, la normativa referente a los lugares de culto, hasta llegar incluso a la limitación de las personas que pueden asistir a reuniones en los domicilios personales.
A este escenario se le añade la delicada situación en la que nos encontramos, con unos hospitales a punto de desbordar por los ingresos constantes y observando con impotencia las cifras que arrojan los fallecidos diarios en nuestra región.
Es esta tesitura la que provoca esta serie de medidas que debemos obedecer por el bien de nuestra salud y de las personas de nuestro entorno. Y es que si nos hubieran contado hace un año la situación en la que nos veríamos envueltos después de marzo de 2020, ni el más temerario se hubiera atrevido a apostar por este mal augurio que nos ha traído el virus a toda la población.
A pesar de todo, y por muchos tintes dictatoriales que aparente la normativa impuesta, siempre la realidad superará a la ficción, pues hemos asistido al incumplimiento reiterativo del protocolo de vacunación por el que muchos de nuestros políticos de todos los colores apenas recibirán una reprimenda. Así que más que una dictadura, el panorama que nos encontramos más bien parece de anarquía.
La Voz de Medina y Comarca