Los veranos llenos de sonrisas cumplen veinte años en Medina del Campo

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P. De la Fuente-. Corría el año 2000 cuando en Medina del Campo comenzaba a aflorar una de las actividades más queridas por la población infantil del municipio. Por aquel entonces, no imaginaban el calibre al que llegaría el proyecto: “En el primer turno de la primera edición los participantes eran mis sobrinos, los hijos de un compañero, los amigos de mis sobrinos, la hija del concejal que en ese momento estaba en Deportes, es decir, los más allegados. Casi estaban apuntados por obligación” recuerda la coordinadora del Campamento Urbano de Medina del Campo, Teresa López.
En un mar lleno de añoranzas, López rememora el espíritu de aquellos años, que a día de hoy permanece: “Recuerdo los nervios, el pensar que teníamos claro todo lo que queríamos”. Y es que hay que recordar que el campamento de entonces no era como el de ahora, pues los pequeños que acudían al mismo, se iban a casa a comer y volvían por la tarde.
Sin lugar a dudas, uno de los mayores logros que resalta es el haberse ganado la confianza de los padres: “Muchas veces la gente no tiene confianza en los servicios públicos” no obstante, desde el inicio “era un constante el preguntar” a padres y madres sobre su labor como monitores para poder avanzar.
Y fue poco a poco, con el boca a boca y con la cantidad de sonrisas que se dibujaban en las caras de todas aquellas personas que acudían como participantes, lo que hizo crecer cada vez más al Campamento Urbano de Medina del Campo: “Lo tengo especial cariño porque lo hemos ido construyendo entre todos: los niños participantes, las familias, los monitores, los políticos durante todas las legislaturas” puntualiza su coordinadora, quien añade: “Al final, el Campamento Urbano es de todos. No hay clasismo ni etiquetas y ha participado todo el mundo”.
Primer año sin Campamento Urbano en Medina del Campo
La pandemia del COVID19 ha hecho que esta redonda efeméride se vea aplazada hasta el próximo año, dado que desde la organización tenían claro que lo principal era la salud y seguridad de los pequeños. La propia Teresa López asegura que ya se está trabajando en la edición del próximo año donde, tal y como asegura, habrá alguna que otra sorpresa. Además, está encima de la mesa el poder permitir a aquellos niños y niñas que, por su edad, este año sería su última vez, volver a participar el año que viene: “Vamos a intentarlo.  Al menos, esa es mi intención”.
Este verano resonará el eco de un silencio roto al no ver a un gran número de monitores enfundados en su uniforme y corriendo con carretones tras los niños y niñas celebrando un encierro ecológico por las inmediaciones del polideportivo. Los pequeños también echarán de menos comprarse palomitas en la gran fiesta, tras haber conseguido varios ‘Pablitos’ –moneda oficial del campamento–. Es probable que desde los ‘cachorros’ hasta las ‘jirafas’ se sientan apenados al no poder entonar fuertemente un ‘Teresa la marquesa, tipití tipitesa’. Pero, lo que es innegable es que el Campamento Urbano –a pesar de su pausa- seguirá siendo la máquina de la felicidad en los veranos de los pequeños medinenses.