¿Cuáles son las claves del juego responsable?

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Redacción.-
En los últimos años, se está debatiendo mucho acerca del juego responsable y cuáles son las medidas que se deben implantar para lograrlo. Ante el crecimiento exponencial de locales de juego incluso en pequeños municipios y la proliferación de sitios online donde acceder a este tipo de juegos, en parte se disparó el temor a que aumentase el número de jugadores patológicos o que el acceso por parte de menores fuese más sencillo. Tanto a nivel nacional como autonómico, se ha buscado la manera de regular la situación sin que afectase de manera negativa a ninguna de las partes.
Hace unas semanas, dada la excepcionalidad de la situación, existía la preocupación de que, teniendo exceso de tiempo libre, el interés por el juego aumentase hasta el límite de lo responsable, pero ¿de qué depende exactamente desarrollar una relación sana o insana con el juego? Evidentemente, el primer factor es el autocontrol de cada individuo y de su carácter. Los rasgos de personalidad marcarán la diferencia entre personas que jugarán por diversión y a pequeñas dosis y otras que, habiendo dejado entrever un espíritu compulsivo en otras facetas de su vida, trasladen este modus operandi al ecosistema del juego.
En el juego del poker sería sencillo detectar cuándo un jugador tiene el control o por el contrario lo está perdiendo, sólo observando cómo maneja las fichas de poker en una partida. Tan importantes o más que las cartas de que se dispongan y las jugadas que se puedan hacer en consonancia, son las fichas, o más bien cuántas se conservan y cuántas se ponen en juego. Tan importantes serán las que se ganan como las que no se pierden, y ante una situación en la que el jugador se ve un tanto acorralado y sin saber si se conduce a la derrota o a la victoria, la gestión que haga de este recurso sería determinante. No se trata ya de dinero, sino del tipo de estrategia, lo que nos podría dar pistas de si existe un autocontrol y el juego sigue siendo un juego y no afecta más allá, a otros aspectos de la vida del jugador.
Tal y como lo veríamos en el poker, podemos comprobarlo en otro tipo de juegos en los que la estrategia pierde toda importancia y el azar toma el protagonismo. Un ejemplo de ello son los rasca y gana, en los que podremos distinguir el jugador que prueba suerte del que se toma de forma literal las palabras “sigue buscando”. Es posible que en cinco minutos se gane y se pierda la misma cantidad si no se sabe parar a tiempo.
Por otra parte, es cierto que la percepción del juego no sólo depende del consumidor; también depende de cómo se muestre el mismo. Así, no hace mucho tiempo que la Junta de Castilla y León en colaboración con la ONCE adoptaron acuerdos para promover el juego responsable formando a los vendedores para detectar indicios de adicción, entre otras medidas, en lo que se llamó la “Mesa del Juego Responsable de Castilla y León”.
Contra lo que pueda parecer, las sales online de juego, sean de poker o de juegos de casino, cuentan con medidas muy similares para evitar el juego patológico. En todo momento el usuario puede acceder a información precisa sobre detección, prevención y tratamiento, contacto directo con profesionales en la materia e incluso la posibilidad de establecer autolímites para controlar cuánto tiempo, en qué horario, a qué juegos e incluso si se juega o no con dinero, y con cuánto, en caso afirmativo. Así, el propio jugador puede vetarse a sí mismo el acceso a determinados títulos que le gusten demasiado y puedan llegar a ser adictivos, o incluso autoprohibirse por unos meses, o incluso para siempre, el acceso a diferentes salas.
Como en muchas otras áreas, se trata de encontrar el punto de equilibrio. El exceso siempre trae problemas, sea en el juego, en la alimentación, en el trabajo, en el uso de la tecnología o incluso en el tiempo que se dedica al deporte. Sin embargo, en su justa medida todo puede llegar a ser agradable, beneficioso o incluso productivo. Al igual que las redes sociales puede generar adicción, pueden ser bien empleadas para impulsar un negocio y captar nuevos compradores.
Lo mismo sucede con el juego. En este caso hablaríamos tanto de los esports o deportes electrónicos como del poker, dejando a un lado juegos sin estrategia puramente basados en el azar. Pero el poker, al igual que algunos otros juegos que se han englobado en la selección para los esports, puede llegar a profesionalizarse para vivir de él. En el punto en el que se domina la técnica y se dejan atrás la falta de autocontrol o de responsabilidad, se puede llegar a ser jugador profesional, compitiendo en torneos, o incluso profesor online, demostrando que en sí el problema no es el juego en sí, sino la percepción del mismo y la actitud de cada individuo. Las acciones, por tanto, deberán ir dirigidas a que los jugadores tomen el control de sus decisiones, y a que los profesionales relacionados tengan una actitud de responsabilidad y de no incitación, tal vez a través de la detección temprana de perfiles patológicos, para facilitar una respuesta negativa en caso de que jugar entrañe algún riesgo.