Los ciudadanos de Medina del Campo, Olmedo, Tordesillas y resto de pueblos hartos de que no exista una normativa clara para pasar de fase

28

Javier Cuevas (Opinión) 
La importancia y supervivencia del comercio y la hostelería local depende en gran medida la capacidad de pasar rápidamente de fase para poder reanudar su actividad, la falta de ingresos está poniendo en jaque las pymes y negocios de servicios, su viabilidad depende de poder generar ingresos en un corto espacio de tiempo. De las 5 zonas de salud propuestas por la Junta de Castilla y León, 3 de ellas son las que el Gobierno ha decidido que pasen a la Fase 1, pero hagamos una comparación de datos:
La Zona de salud de  Alaejos a la que han permitido pasar a fase1 tiene en los últimos 7 días 3 casos por COVID-19 lo que significa un 0,11% con respecto a sus tarjetas sanitarias. Si comparamos con otras zonas como Medina-Rural que ha tenido en la última semana 4 casos, pero con un menor porcentaje con respecto a tarjetas sanitarias, un 0,05% menos de la mitad que Alaejos. En el caso de Medina-Urbano tiene 20 casos en los últimos 7 días pero con una incidencia sobre población del 0,10%. Y Así podríamos seguir; Serrada tiene el 0,11%. Existen otras zonas de salud por encima; Olmedo 0,16%, Tordesillas 0,22%, Iscar 0,16%. Pero incluso las poblaciones que superan el porcentaje demandan criterios claros para la desescalada, necesitamos saber que valores sigue la Consejería de Sanidad para proponer las zona de salud al gobierno.  ¿Es por porcentaje? ¿Sobre que días se mira ese porcentaje, 7, 14?. Y luego cual es el criterio del Gobierno para elegir unas si y otras no.
La ocupación del Hospital de Medina del Campo a día de hoy de las 95 camas que dispone tiene ocupadas 65 (15 con pacientes contagiados por coronavirus)  lo que significa un 68% de su capacidad, del las 6 camas de UCI no hay ninguna ocupada, lo que quiere decir que tenemos posibilidades de atención hospitalaria.
Y aunque el futuro de la actividad de proximidad depende de que todos los ciudadanos cumplamos las normas y tengamos conciencia del daño que  podemos hacer a nuestras zonas de residencia, no es menos cierto que se respira un ambiente de improvisación en las administraciones, incapaces de trasladar criterios claros para avanzar de fases.