Editorial

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Podemos y su moción de censura
Siempre se ha definido la política como “el arte de lo imposible”, ya que la misma intenta, a veces con éxito, resolver determinados problemas de la ciudadanía que, en principio sin solución, se terminan solventando mediante pactos y acuerdos, muchas veces dignos de ser comparados, por su dificultad, con los encajes de bolillos.
Pero ahora, tras el anuncio de la Moción de Censura que ha realizado Podemos contra el Gobierno de Mariano Rajoy parece que se trastoca el orden de la definición de política para convertirla en “lo imposible del arte”. Y es que lanzar el anuncio de una Moción de Censura sin haber pactado unos acuerdos mínimos con otras fuerzas políticas para que la Moción llegue a buen puerto, careciendo además del candidato que habrá de encabezar la misma como “presidenciable” y del programa con el que intentará granjearse los votos de otras formaciones, ni es de razón ni tiene visos de prosperar.
Todo el mundo sabe que, en Vista Alegre II, Podemos acordó, eliminando a algunos de sus líderes más moderados, trasladar la “lucha” a la calle. Y eso parece que se está cumpliendo al mantener, según aseguran sus dirigentes, reuniones con agentes sociales, sindicatos y movimientos ciudadanos, olvidando que las Mociones de Censura se dirimen en el Congreso de Diputados donde ninguno de los consultados y movilizados tiene voto.
Además, no parece de recibo que dicha Moción, sin encomendarse ni a Dios ni a al diablo, se haya anunciado en un momento en el que el PSOE carece de secretario general, aunque los candidatos a dicha Secretaría ya han dicho “no” de forma unánime a las pretensiones de Iglesias, entre otras cosas, porque no existe una mayoría alternativa sin el apoyo de Ciudadanos, formación con la que Podemos es incompatible, al igual que lo es con el PSOE por las afrentas que éste sufrió en la Sesión de Investidura de Pedro Sánchez y por la manifestación que ha convocado para la víspera de las elecciones a la Secretaría de dicho partido.
Tampoco están claros los motivos que impelen a Podemos a dar este paso, ya que la corrupción del PP era conocida cuando él impidió a España tener un gobierno socialista, obligando a celebrar unas segundas elecciones con la ilusión fallida del “sorpasso”.
A modo de reflexión habría que preguntar a Pablo Iglesias cuáles son los beneficios que pretende obtener de esta “Moción-Circo”, ya que una cosa son los “círculos” y otra muy distinta los votantes que en él confiaron y que ahora, conocedores de su forma de proceder se preguntan ¿a quien beneficia tal Moción?, siendo la respuesta a la misma una disyuntiva irrefutable: o al ego de Iglesias o al Gobierno de Mariano Rajoy.
La Voz de Medina y Comarca