Editorial

6

Candidaturas
Con motivo de los acontecimientos ocurridos en algunos municipios en los que se suceden las dimisiones de concejales o la renuncia de aquellos que, por corrimiento de lista, podrán ocupar un escaño de capitulares en los Ayuntamientos, la ciudadanía empieza a plantearse las razones de tales comportamientos que, a priori, nada tienen que ver ni con la corrupción que ha enturbiado la vida política en los últimos años ni con las disensiones internas, que pueden provocar, en el caso de éstas, dimisiones; pero nunca renuncia a un acta antes de posesionarse como concejal.
Todo apunta a que la problemática de las renuncias previas y, en a veces, de algunas dimisiones está motivado por la confección espuria de las candidaturas, en las que todos los partidos políticos, sin excepción, intentan granjearse un puñado de votos a golpe de candidatos populares y a veces populacheros, en detrimento de la seriedad y, si lega el caso, de la capacidad de gestión colectiva.
Inaudito parece que por completar una candidatura y por alardear de poderío y solvencia de atracción presentando incluso a un elevado número de suplentes en la misma, los candidatos y los partidos lleguen a implicar a familiares y a amigos para incluirlos en la misma, a los que si alguien les pregunta por su ideología responden que ellos han ido en lista por amistad personal pero no por ideología, entre otras cosas porque ni son políticos ni tienen apetencias ya que, por el puesto que ocupan en la lista no van a ser concejales. Y de estas inclusiones amistosas en candidatura y afirmaciones de sus miembros vienen después todos los males, ya que quien va en una lista es, quiera o no, político y se encuadra en un partido al que, si tiene un hálito de decencia, ha de servir siendo concejal o sin serlo, ya que para ayudar en la “res pública”, y más en la municipal, no hace falta ocupar ningún cargo público.
A todo esto se añaden las apetencias económicas de algunos componentes de las candidaturas, que aceptan ir en las mismas en el puesto clave de la mitad más uno, conscientes de que si ellos son concejales su partido gobernará y tendrán la oportunidad no sólo de gobernar, que es lícito, sino de “mangonear” porque su voto será decisivo, generando muchas veces disensiones internas porque nunca entendieron ni lo que es un partido ni que la oposición es tan digna y útil como el gobierno.
Todas estas son cuestiones que los partidos tienen que empezar a tomarse en serio, al igual que las candidaturas cuneras, de “paracas”, allí donde carecen de gente del pueblo que los represente ya que los “concejales” así surgidos se limitan a ir a su toma de posesión y, como mucho, a algún acto de las fiestas patronales.
La Voz de Medina y Comarca