Nava del Rey: La Patrona «bajó» de la ermita en medio de pegotes, hogueras y vítores

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La Virgen, en su carroza acristalada conducida por los muleros. Foto Fermín Rodríguez.

J. Solana.- “¡Viva la Madre de Dios!, ¡Viva el Tronco de la fe!, ¡Viva la Rosa de Jericó! o ¡Viva la Pura y sin mancha!”, fueron algunos de los vítores que los navarreses dirigieron y corearon ayer a la Patrona de la ciudad, Nuestra Señora de la Concepción, con motivo de la bajada de su imagen desde la ermita del Pico Zarcero a la iglesia de los Santos Juanes, en medio de grandes hogueras y antorchas o “pegotes” para iluminar el trayecto.
Una masa humana incuantificable se concentró en Nava del Rey, a pesar de ser miércoles, para participar en el evento de la “Bajada de la Virgen de los Pegotes”, que comenzó con la llegada de la oscuridad y en medio del frío, cuando la carroza de la Virgen, conducida por los muleros que la habían acondicionado, salió de los locales de la Cámara Agraria para ir a recoger en el Ayuntamiento a las tres personas privilegiadas que este año acompañarían a la Patrona en el interior de urna acristalada – el párroco, Hipólito Tavera; el concejal de Festejos, Gonzalo López; y el representante de la familia que en su día financió la construcción del carruaje, José María Pino -, mientras se repartían las teas o “pegotes” para iluminar el camino a recorrer.
Ya en la ermita, la Virgen fue introducida en la parte anterior de la carroza, con sus tres acompañantes en la posterior, para iniciar la “bajada” hacia los Santos Juanes, a través del tradicional recorrido iluminado por hogueras. Y al llegar a la calle Manuel Salvador Carmona se desató el fervor mariano que los navarreses tienen por su Patrona, admirados por la curiosidad de personas venidas de otros lugares, ya que, cada vez que la carroza se paraba en una hoguera, un navarrés o una navarresa pronunciaba a velocidad de vértigo una retahíla de piropos a la Virgen que eran coreados por los asistentes.
El jueves 8, onomástica de la Inmaculada Concepción, dogma de fe al que Nava del Rey se adelantó en el tiempo al decir entre los vítores seculales “¡Viva la Pura y sin mancha!”, se procederá a realizar la “subida” de la Virgen con un ritual similar que comenzará a las siete de la tarde en la iglesia de los Santos Juanes con la introducción en la carroza de la imagen y sus acompañantes, para iniciar el camino hacia la ermita, en medio de vítores, pegotes y hogueras, viviéndose en esa tarde unos de los momentos más entrañables: la parada del carruaje en el Cementerio Viejo para entonar la Salve, la llegada al Camino del cementerio, donde se rezará una plegaria por los difuntos; y la llegada a la ermita y la despedida de la Virgen entonando su Himno.
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