Nava del Rey vivirá mañana la bajada de «La Virgen de los Pegotes»

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J. Solana.- El alcalde de Nava del Rey, Guzmán Gómez Alonso, acompañado del vicepresidente de la Diputación Provincial, Víctor Alonso, entre otros, presentó hoy en el Palacio de Pimentel, sede de la institución provincial, el evento de la Virgen de los Pegotes, cuya primera parte, “La Bajada” de la Virgen desde la ermita, tendrá lugar mañana miércoles.
El ritual comenzará a las 6 de la tarde del miércoles, en la Cámara Agraria, con los preparativos de la carroza acristalada de la Virgen, el atado de las mulas que tirarán de ella y el atavío de los muleros, que protegerán sus cabezas con grandes pañuelos para protegerse de las pavesas de las antorchas o “pegotes”, mientras fuman unos grandes puros y degustan un buen vino de La Nava para combatir el frío habitual y propio de las fechas.
Puesta en marcha la urna acristalada de la Virgen, la misma realizará una parada en el Ayuntamiento con el fin de recoger a las tres personas privilegiadas que acompañarán a “La Virgen de las Castañas” en el carruaje – el alcalde, el párroco o personas en las que deleguen, y un representante de la familia Pino que en su día costeó la carroza-, estando prevista, en la ermita, la introducción de la imagen de la Patrona en la urna sobre las 19,15 horas, para iniciar su lento descenso, flanqueada por teas o “pegotes” hacia el municipio y hacer su entrada triunfal en el casco urbano hasta llegar a la iglesia de los Santos Juanes, realizando numerosas paradas en la calle Manuel Salvador Carmona, a la altura en que se hayan instalado las tradicionales hogueras para alumbrar el recorrido, momentos en los cuales un navarrés o una navarresa, apostando su brazo en el carruaje lanzará al aire retahílas de vítores – ¡Viva la Madre de Dios!, ¡Viva el Tronco de la Fe!, ¡Viva la Rosa de Jericó! -, que serán coreados al unísono por el resto de los concurrentes.
Ya junto a la iglesia, en la Plaza Leciniana, la imagen será extraída de su carroza para ser introducida, mirando hacía los fieles, en el inmueble sacro, siempre en medio de vítores, para quedar instalada en el Altar Mayor con motivo de la novena que se oficiará en su honor hasta el 8 de diciembre, fecha en la que se producirá “La Subida”.
Y concluidos los actos religioso-populares, a degustar castañas, dulces típicos y vino de Nava en la Casa de Cultura, así como castañas asadas en los bares que mantienen la tradición de ofrecer dicho fruto que, en épocas, se asaba en el rescoldo de las hogueras.
Historia de “Los Pegotes”
La Historia de la Virgen de “Los Pegotes” entraña en sí misma, además de un profundo fervor religioso y popular por Nuestra Señora de la Concepción, todo un ritual que ha permanecido inalterable desde sus orígenes en 1745.
En aquellas calendas, los navarreses acordaron acogerse al Patronazgo de la Concepción para lo cual decidieron “bajar”, dos días antes de su onomástica, la imagen de la Patrona desde su ermita en el “Pico Zarcero” a la iglesia de los Santos Juanes para la rendición de honores.
La adversidad climatológica de aquel 6 de diciembre de 1745 provocó que el Ayuntamiento de la época iluminase con hogueras el trayecto a recorrer por la imagen, al tiempo que los fieles flanquearon el carromato prestado que portaba a la misma con antorchas o “pegotes”, siendo el resultado de tal belleza que el mismo se ha conservado hasta la actualidad, tanto en “La Bajada” como en “La Subida”.
En aquel entonces, como fruto de la espontaneidad de los navarreses, algunos de ellos, a la altura de las hogueras, en las que asaban castañas para calentar sus manos y sus cuerpos, comenzaron a recitar las letanías de la Virgen, que fueron rápidamente coreadas por los demás.
Nacimiento de los vítores.
Habían nacido los vítores; y, entre ellos uno que no deja de llamar la atención: “¡Viva la Pura y Sin Mancha!”, que es tanto como decir la “Inmaculada Concepción”, adelantándose así Nava del Rey a la propia Iglesia Católica, que bajo el Papado de Pío Nono, el 8 de diciembre de 1854, mediante su Bula “Innefabilis Deus”, declaró Dogma de Fe ese atributo con el que los navarreses vitoreaban desde hacía más de cien años a su Patrona.
Desde 1745 hasta 1895, año en el que la familia Pino costeó la actual carroza acristalada, los agricultores de Nava tuvieron a timbre de honor ceder sus carros para el transporte de la imagen. Y junto a ellos, al lado de los poderosos, algunos modestos trabajadores del campo y labrantinos consiguieron también su satisfacción personal cuando se convirtieron en los “Muleros de la Virgen”.
Tal fue la devoción y la pasión que los navarreses sintieron por la “doble procesión”, que eso es la “Subida” y “Bajada” de “Los Pegotes”, que incluso algunas familias se arrogaron en el pasado la iniciativa, actualmente municipal, de apilar tamuja y ramas de coníferas para las piras, llegando incluso algunas de ellas a ser bautizadas con los apellidos de sus creadores o con los motejos populares de las casas de éstos, de las que la hoguera de “las muertes” es sólo un ejemplo.
Lo demás, lo que es palpable, ahí está, a la vista de todos y lo estará el miércoles y el día de la Inmaculada, el de “La Pura y Sin mancha”, esa Virgen venerada a la que los navarreses, cada vez que el carruaje de la imagen se detiene ante una pira, dirigen con fervor rápidas retahílas de vítores coreados por todos: ¡Viva el Tronco de la Fe!, ¡Viva la Madre de Dios!, ¡Viva la Virgen de las Castañas!, ¡Viva la Patrona de la Nava!, ¡Viva la Virgen de los Pegotes! y …

Presentación de "La Virgen de los Pegotes" en la Diputación.
Presentación de «La Virgen de los Pegotes» en la Diputación.

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