Editorial

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¡Trump, incumple tu programa, please!

Que los ciudadanos recriminan a los políticos el incumplimiento de los programas que prometen en las campañas electorales una vez que alcanzan el poder, es de todos sabido. Y de ahí vienen una parte de los males que aquejan a los países democráticos.
Pero lo sucedido en los Estados Unidos de América el pasado martes, con la elección del republicano Donald Trump como cuadragésimo quinto Presidente del país más poderoso del mundo induce no sólo a pedir sino a suplicar que incumpla las promesas electorales que le llevarán, a partir del 20 de enero, a la Casa Blanca.
Y es que el discurso xenófobo de Trump, sus pretensiones de cerrar la frontera con México, que recuerdan en cierta medida el muro de Berlín – nadie sabe si para evitar el flujo de mejicanos hacia EEUU o para impedir la diáspora de los americanos con la que se avecina -, o las intenciones de convertir a su país, nacido de emigrantes, en una nación autárquica y autosuficiente por lo menos inducen a pensar que el presidente electo no va por buen camino.
Si a todo ello se suman los anuncios que no se ha cansado de repetir sobre la implantación de aranceles para hacer competitivo a EEUU o la imposición de impuestos especiales para quienes deslocalicen sus empresas, el panorama del futuro se obscurece aún más para todos.
Y es que un hombre que se siente orgulloso de la tenencia de armas y auspicia los delirios de la Asociación del Rifle; un presidente electo al que ya han felicitado por su éxito los mandatarios europeos del radicalismo de derechas más exaltado y hasta los ex-líderes del ku Klux Klan, algunos de los cuales financiaron su campaña, es al menos inquietante, como también lo son sus ideas contrarias al cuidado del medio ambiente al mostrarse detractor de las energías renovables y partidario del fracking para la obtención de crudo.
En definitiva, EEUU tendrá como presidente a un verdadero “regalito”, de profesión multimillonario y experto en negocios de juego, a un hombre que sorteará su posible condena por la estafa que sufrieron quienes estudiaron en la extinta Universidad Trump, cuyos títulos nunca fueron válidos, y muchas cosas más.
Pero la democracia es la democracia y Trump es ya presidente electo, lo que implica que, a partir del 20 de enero, tendrá en sus manos el maletín de los códigos nucleares del país más poderoso del mundo.
¡Ojalá que el programa que ha llevado a Trump a ganar las elecciones sea, como sucede en España, una mera engañifa propia de un cálculo electoral y no las lineas maestras de la gobernanza de EEUU!.
La Voz de Medina y Comarca