Editorial

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El nuevo show de televisión
Hay que reconocer que los debates parlamentarios han ganado mucha audiencia en televisión. Parece que con la llegada de nuevos partidos, el púlpito de la Cámara se ha convertido más en el Club de la Comedia que en el debate serio y responsable que cabría esperar de nuestros representantes políticos. Y es que se compite en ver quién es el que dice la barbaridad más grande para luego salir en las noticias, en Youtube, o ver que corte se sube más a Facebook.
Pero eso ¿Les benéfica electoralmente ser un “showman”?. Parece que, por lo que puede pulsarse en la calle, los ciudadanos esperan una seriedad en el fondo y decoro en las formas, respeto hacia el oponente y una defensa de ideas con argumentos convincentes.
Y es que en el Congreso de los Diputados se decide el futuro de todos, las soluciones para los problemas del paro, Servicios Sociales, Educación, Sanidad y una larga lista de cuestiones que redunden en el bienestar de los españoles. Tales asuntos no son broma y no lo hace mejor el que más humilla al contrario y no es mejor parlamentario el más hace reír a su bancada.
Si la Cámara Baja es el ejemplo que debe tomar la sociedad, tenemos un serio problema, ya que ahora nos encontramos con un modelo donde, en vez de debatir, se insulta; en lugar de convencer, se humilla; y, en detrimento de los acuerdos, se busca el enfrentamiento.
Siempre queda la esperanza de que en breve los los representantes de todos se den cuenta de las nuevas responsabilidades que tienen que desempeñar, ya que si los españoles los han elegido para trabajar dentro del Congreso no pueden estar fuera rodeándole; si el sistema democrático los ha encargado de presentar las enmiendas legislativas por las que les han votado, ahora, quieran o no, se han convertido en políticos y, aunque esa palabra esta denostada últimamente, ha sido una elección personal abandonar la sociedad civil y pasar a ser sus representantes.
Lo que está pasando es algo tan irónico como si a una persona le nombran director de una empresa y, en lugar de desempeñar su trabajo, se queda en la puerta de la oficina con una pancarta en contra de la dirección.
¡Devolvamos la cordura al Parlamento, y los show a la televisión!.
La Voz de Medina y Comarca