Puerta grande para los tres rejoneadores del festejo del día del patrón

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Azabache y Grana.- Puerta grande para los rejoneadores Paulo Jorge Santos, Andy Cartagena y Leonardo Hernández, que protagonizaron el espectáculo del día 2, que abrió la feria taurina de San Antolín, dando muerte a seis reses de la ganadería de Don Antonio Pérez de San Fernando.
Oreja y oreja para Paulo Jorge Santos, que le tocó en suerte en su primero el peor astado de la corrida. Pese a su nobleza, le despachó con un rejón de muerte trasero.
En el cuarto de la tarde, repitió idéntica faena, aunque con un morlaco que llegaba más al público. De nuevo rejón trasero y concesión de una oreja, más que generosa, por parte de la Presidencia.
Andy Cartagena, en el segundo de la tarde, y con una res bien presentada, acertó en los lances ofreciendo dos pares al violín que despertaron los aplausos del tendido, y otros dos al quiebro de excelente ejecución. Los dos pinchazos con el rejón de muerte que propinó al toro, subsanados por un rejonazo trasero que pasaportó a su enemigo hicieron que tanto el público como la Presidencia le privasen de trofeos.
No hay quinto malo, y cumpliendo la sentencia Cartagena contó con un excelente toro, con el que pudo ofrecer una grandiosa faena en banderillas, tanto al quiebro como al violín, que suscitaron tanto el aplauso como el fervor del respetable.
Medio rejón de muerte bastó a este rejoneador para despachar a su adversario de forma fulminante.
Por su parte, Leonardo Hernández en el primero de sus enemigos y tercero de la tarde hizo frente a un adversario bien armado que se dejó trastear, torear y propinar excelentes pares de banderillas al quiebro.
Un rejón de efecto inmediato, fulminante en los medios del albero, le hicieron merecedor, tras la correspondiente petición del público, de la concesión de dos apéndices auriculares, que le garantizaron de antemano la salida por la puerta grande del coso del Arrabal.
El sexto de la tarde, bien presentado, no cumplió las expectativas que ofrecía su tarjeta de visita, ya que se rajó desde los primeros momentos y el rejoneador apenas pudo propinarle algún que otro banderillazo por los adentros, para caer a renglón seguido en el mismo tercio.
Pese a todo, Leonardo Hernández consiguió propinarle un rejonazo que fue suficiente para que doblase el toricantano.
Por lo demás, la plaza de toros de Medina del Campo apenas consiguió completar un cuarto de su aforo, a pesar de los pases de servicio y las entradas “de peste” concedidas por la Presidencia, así como aquellas que por derecho propio tienen los concejales del Ayuntamiento y la antigua familia propietaria del coso del Arrabal.