Apagón insólito. EDITORIAL

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Cuando llega el estío, ya va siendo norma que en Medina del Campo, como otras ciudades españolas, por el exceso de consumo eléctrico, sufran algún que otro apagón.
Naturalmente, que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, a través del nuevo recibo de la electricidad, intenta poner coto a esta situación, para que las denominadas “puntas de consumo” no se produzcan y así el fluido eléctrico discurra con normalidad y satisfacción para todos.
Pero Medina del Campo, parecer ser, que tiene en la actualidad, y desde hace años, una serie de problemas añadidos, que provocan, tanto e invierno como en verano, peregrinos apagones que tienen su origen en las causas más diversas.
Este es el caso que aconteció en las noches del jueves, viernes y sábado de la semana anterior, en las que una amplia zona de Medina, que incluye vías trascendentales como Angel Molina, las Rondas o la Plaza del Carmen, parecía la boca del lobo, y en la que sólo el alumbrado de algunos escaparates comerciales y la escasa luz que arrojan sobre las vías los bares de copas salvaron la situación.
Y es que, el Ayuntamiento debiera tener en cuenta que determinadas zonas, por no decir todas, no pueden disfrutar de un exceso de electricidad, a consecuencia de las obras de remodelado, que recientemente se han acometido en las mismas. Bien que algunas calles que tenían una iluminación deficiente se doten de un alumbrado público correcto, pero previamente a ello es necesario dotar de potencia a los transformadores que han de nutrir dicho alumbrado público.
La situación parece haberse repetido en la calle Valladolid, donde en la actualidad se acometen obras del tan traído y llevado bulevar, que habrá de traer consigo una nueva iluminación para dicha zona, y no precisamente de vapor de mercurio, ya que lo halógeno está de moda.
Es cierto que Medina ya no disfruta, como en otras épocas, de uno de los alumbrados públicos más modernos de España; pero también es cierto que si se quiere poner el mismo al día, en base a farolitas de diseño, hay que optar, finalmente, por las denominadas lámparas de bajo consumo, ya que las facturas que mensualmente el Ayuntamiento contrae con Iberdrola son cuando menos monumentales. Y no vale instalar báculos de diseño con dos luminarias a diferentes alturas, para luego por el alto consumo que las mismas producen proceder al apagado alternativo a partir de determinadas horas. Eso son inversiones que a nada conducen y menos en el terreno energético en el que se impone el ahorro.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA