EDITORIAL

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Las ilusiones perdidas

La convocatoria a horas intempestivas del Pleno del Ayuntamiento para aprobar el Plan General de Ordenación Urbana, PGOU, motivó la ausencia justificada de una concejala socialista y una ocasión de oro para el representante de la Unión del Pueblo Medinense, Andrés Serrano.
Evidentemente, el nuevo PGOU, con independencia del destino que el mismo tenga en otras instancias, no requería del voto afirmativo de Andrés Serrano para salir adelante, pero este edil “independiente” no supo aprovechar la ocasión para votar en contra del mismo y obligar al alcalde de Medina, Crescencio Martín Pascual, a tener que sacar adelante el asunto con el voto de calidad que la ley otorga a los regidores.
Si Serrano hubiese votado en contra habría conseguido dos objetivos sin necesidad de perjudicar, presuntamente, al sector de la construcción. Por un lado, habría quedado bien con el electorado que un día le votó y al que prometió oponerse al Plan General de Ordenación Urbana. Y por otro, habría dejado constancia de su independencia con respecto al Partido Popular, disipando los indicios más que razonables de que la UPMe y el PP local se han convertido en un verdadero “rodillo” a la hora de adoptar acuerdos en función de afinidades que a todos se escapan.
En definitiva, Andrés Serrano perdió una ocasión dorada para desmarcarse del Equipo de Gobierno al que dice no pertenecer pese a formar parte de la Junta de Gobierno del Ayuntamiento y ostentar representaciones en entidades financieras en nombre del mismo.
Tal forma de proceder apunta a que Serrano comienza a dejar de lado a la formación política que fundó, actuando de igual forma que en anteriores ocasiones – perteneció a la UCD, PSOE y PIE- para hacerse un hueco en otro partido que bien podría ser ese de apoyo que a nivel nacional parece tener el PP en la formación de Rosa Díez, o lo que sería aún más grave, pasándose con armas y bagajes, al propio Partido Popular de la mano del alcalde de Medina, al que parece que ya acompaña a las reuniones que éste mantiene con los dirigentes regionales de su propio partido.
En definitiva, en el último Plenario del Ayuntamiento, Serrano echó un jarro de agua fría sobre el electorado que le sentó en una poltrona del número 1 de la Plaza Mayor para realizar una labor políticamente constructiva, posiblemente de apoyo al grupo que obtuvo mayoría minoritaria en las últimas Elecciones Municipales pero sin llegar a confundirse con él. Y es que ése es el mandato que da la ciudadanía a quienes se anuncian como futuras “llaves” de los Ayuntamientos y van a las elecciones sin ánimo de ganarlas.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA