EDITORIAL: El regalito de la interventora

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El regalito de la interventora

Con motivo de la marcha de la interventora del Ayuntamiento de Medina, de forma presumible porque no aguantaba más ni la situación económica, ni las relaciones con el titular del área de Hacienda y con el propio alcalde, la misma ha emitido un informe en el que pone boca arriba las cartas de cómo se encuentra el erario municipal: un desastre que a nadie se le escapa arrastrado ya desde más de ocho años.

De manera fina, la señora interventora deja constancia en su informe de que existe un déficit de financiación en términos de estabilidad presupuestaria superior a los 7 millones de euros. De ahí, precisamente, que por los plantes de esta señora, poniéndose en su sitio, determinadas obras no hayan podido acometerse en Medina del Campo al no poder el Ayuntamiento hacer frente a la cantidad que le correspondía: Teatro Olimpia, Palacio de Quintanilla y muchas más. Y ésta es la verdad del cuento.

Pero la gravedad del asunto no termina ahí, ya que el concejal de Hacienda, José Luis Fuertes, en alarde amable de sinceridad, aseguró ante los medios de comunicación que el déficit de financiación es incluso superior al que indica el informe de la interventora, pudiendo llegar a los 12 millones de euros. Él sabrá el por qué de tales afirmaciones y más cuando es un hombre que, por haber llegado recientemente a la política, presumiblemente nada tiene que tapar, ni que ocultar, y si se ve obligado a decir tales asertos, será por los desafueros cometidos en el Ayuntamiento por los poquitos concejales que permanecen en la Casa Consistorial tras las pasadas elecciones. Los demás posiblemente se fueron aterrados ante la orgía administrativa que desde hace años auspicia el alcalde, Crescencio Martín Pascual.

Pero el informe de la interventora va mucho más allá, ya que recomienda, antes de tres meses – es decir antes de que comiencen las obras estivales para que la Corporación no tenga tiempo para hacer dispendios -, la elaboración de un plan económico de saneamiento para conseguir el equilibrio presupuestario en un periodo no superior a los tres años. Es decir, los mismos que le quedan de gobierno al todavía regidor de la villa, Crescencio Martín Pascual.

Las puertas se cierran por los propios servicios técnicos del Ayuntamiento, las ventanas de flujo de dineros de la Junta empiezan a correr la misma suerte, porque ya nadie está dispuesto a apostar, no por una ciudad y sus ciudadanos que todo lo merecen, sino por un alcalde que en los últimos años parece preocuparse más por sus empresas que por el Ayuntamiento que preside, a veces en detrimento de la propia res pública que a todos afecta. Y ahora no es la culpa de los medios de comunicación, meros mensajeros, sino de una técnico que ha emitido el correspondiente informe.

                                                                                                                                                                                                                  

LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA