EDITORIAL

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Hay determinados políticos, cuya forma de actuar parecía haber desaparecido de España hace ya años, que recuperan todos los elementos de presión existentes para que vecinos, colectivos y hasta medios de comunicación bailen a su ritmo, so pena de sufrir un castigo si no obedecen. Una de las últimas “rara avis” que permanece en el panorama político de la provincia, obsesionado por hacerse obedecer a cualquier precio, es el alcalde de Medina del Campo, Crescencio Martín Pascual. Y este aserto está, más que justificado, casi bastanteado por ese notario fiel que es el análisis de sus acciones.

 Atrás quedan aquellos años de “entente cordiale”  entre el regidor Martín Pascual y el grupo de comunicación al que pertenece este semanario, así como las emisoras Onda Cero y Europa FM de Medina del Campo. Y es que entonces, posiblemente gracias a los buenos oficios de concejales eficaces y ahora ausentes del Ayuntamiento, la gestión que se realizaba desde la institución municipal era correcta, por lo que desde los medios de comunicación pertenecientes a “Grupo 10” no había inconveniente en alabar la labor realizada por el Ayuntamiento, atribuyendo los honores a quien cortaba las cintas inaugurales como cabeza visible de un equipo de gobierno.

Pero con la parálisis experimentada en el Ayuntamiento medinense -Palacio de Quintanilla, Teatro Olimpia, Cuartel Marqués de la Ensenada, PGOU, limpieza, Pasarela de la Mota y un largo etcétera-  es evidente que las loas y las fotos en las que tanto le gusta aparecer al regidor de la villa tenían que cesar en este grupo de medios de comunicación porque, de lo contrario, se faltaría a la verdad y manipularía la información. Hasta aquí, nada extraño en el devenir cotidiano de las relaciones.

Pero el afán de mando de Martín Pascual, que se manifestó inicialmente en la prohibición a sus propios concejales de realizar declaraciones a los medios de comunicación de este grupo medinense, ha cuajado después en la soez “venganza” de suprimir todo tipo de publicidad en los mismos, mientras en otro, a modo de ejemplo, ha insertado recientemente cuñas radiofónicas por importe de 29.139,20 euros. Ni qué decir tiene que por su presunta obediencia y servilismo hacia el alcalde-procurador que nunca ha llegado a hablar en las Cortes Regionales.

Eso es tan cierto como que la dignidad de esta casa, ni se vende ni está en almoneda por un puñado de anuncios. ¿Podrían otros decir lo mismo cuando mendigan subvenciones que luego son incapaces de ejecutar, al menos en las instituciones que gobiernan? Y es que si hablamos de negocios privados, contaminantes o ecológicoenergéticos, la cosa es harina de otro costal.

 

LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA