EDITORIAL

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¡Qué mal huele Medina!

¡Qué bien huelen las señoras!” es el título de un inmoral libro de don Alvaro de la Iglesia. El mismo autor que si hubiera conocido la Medina de 2008 y se hubiese lanzado a escribir una novela sobre la villa no habría dudado en bautizarla con el título “¡Qué mal huele Medina!”. Y es que nuestra villa, entre saltos y sobresaltos municipales, no gana para disgustos y malos olores.

 

Una vez resuelto el problema del alejamiento de la planta de transformación de lodos que “Biocompostajes Españoles” pretendía construir en Medina, ahora la misma va a ubicarse en Velascálvaro, alejada de su casco urbano par no molestar a sus vecinos -su alcaldesa es lista-, sino a los de Rubí de Bracamonte, a cuyo casco se la adosa y endosa.

 

Felizmente para los vecinos de Rubí, un alcalde jovencito, que no sobrepasa los 23 años de edad, se ha plantado, ha movilizado al personal y hasta ha utilizado todos los medios legales a su alcance -prohibiendo el paso de vehículos de gran tonelaje por caminos vecinales-, para evitar que los 5.000 camiones de lodos que recibirá anualmente la planta pasen por su término municipal. ¡Olé el alcalde y olé … su sabiduría!

 

Pero ahora viene la segunda parte de la novela. Y es que dichos camiones cuando transporten inmundicias malolientes sólo podrán acceder a la planta de Velascálvaro a través de las carreteras que atraviesan Medina del Campo. Así, la villa se verá seriamente afectada por los hedores de 18 ó 20 camiones diarios, que transitarán, llenos de lodos, por sus calles.

Además, no hay que olvidar el tamaño de la planta de biocompostaje que pretenden construir en Velascálvaro, ya que el mismo ha crecido considerablemente desde que empezó a gestarse y desde que le concedieron la primera subvención. Lo mismito que ha acontecido con el vertedero de “Memesa”, que en poco tiempo se ha quedado pequeño y ahora van a ampliar el mismo.

 

Que esto suceda en una ciudad que pretende convertirse en turística parece fuerte. Que nuestro Ayuntamiento no se mueva, no; porque ya estamos acostumbrados a la parálisis municipal. Pero que nadie alce la voz desde el Consejo Regulador de la D.O. Rueda, cuando está en juego la reputación -por aquello de la contaminación- de los mejores blancos de España, no parece de recibo.

 

En fin, benditos sean los pacientes medinenses y comarcanos que aguantan esto y más por la inoperancia de esa madrastra llamada Ayuntamiento, que no se preocupa del interés general de sus ciudadanos.

 

LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA