Servicio de Ayuda a Domicilio

0

Editorial del 29 de diciembre

Ni siquiera en la prestación de algo tan básico como es el Servicio de Ayuda a Domicilio se ponen de acuerdo los munícipes de Medina del Campo.
Y la verdad a algunos no les falta razón, porque las quejas sobre la prestación del mismo e incluso en lo que afecta al trato de algunas trabajadoras de la empresa concesionaria – Servicios y Asistencia a Colectivos S.L – han pululado en los últimos días. Naturalmente que la responsabilidad es sólo y exclusivamente del Ayuntamiento, ya que es él quien debe controlar esta prestación social, pero si no lo hace por dejación de funciones, que al menos dé luz verde a un Reglamento de Usuarios lo suficientemente generoso para que quien tiene derecho al mismo, aún concediendole el derecho de la duda, pueda beneficiarse del éste: “In dubio pro reo”. Pero no, el actual equipo de gobierno que regenta el número 1 de la Plaza Mayor parece que ha optado por aprobar un reglamento que simple y llanamente cumple con la legislación autonómica, sin adquirir de verdad los compromisos que un Ayuntamiento que se precie debe tener con los ciudadanos mayores a los que gobierna.
Sobre el papel todo parece bonito, pero a la hora de la verdad la confección de  dicho reglamento ha carecido del consenso necesario para que pueda tildársele de bueno. Y es que la aceptación de las enmiendas de la oposición se ha contemplado sólo si afectaban a la literatura del texto, lo cual no parece de recibo y menos cuando otras, que mejoraban el espíritu del Reglamento, no fueron tenidas ni en consideración.
Parece que el Partido Popular, que en la pasada legislatura gobernaba con mayoría absoluta, era entonces más sensible con estos temas y sin embargo ahora, que depende de una semillave de la UPMe, se lanza a practicar el rodillo en las votaciones, dándose el caso de que  alguno de los temas que este partido aseguraba que iba a erradicar, no sólo no desaparecen sino que se incrementan. Tal es el caso de las gratificaciones a funcionarios en conceptos tan sui generis como “lealtad y discreción”.
Ya va siendo hora de que Medina empiece a ser gobernada de verdad para bien o para mal, porque, a pesar de los “cacareados” logros conseguidos, la villa empieza a parecerse a un cuerpo enfermo que precisa de cirugía. Eso sí, nadie sabe aún quién será el responsable, a título de cirujano jefe, de utilizar el bisturí con mano certera, porque así no se puede seguir.
LA VOZ DE MEDINA Y COMARCA