Yeray Mediero.- Desde la asamblea de delegados diocesanos se sigue luchando para que la clase de religión no se reduzca a un mero anuncio confesional del Evangelio. Quieren que la experiencia religiosa cristiana se integre como una forma de cultura, además de ofrecer una formación decisiva en la construcción de la identidad personal y social de los jóvenes. El principal objetivo de estas propuestas es convertir a la asignatura en un llamado al diálogo entre la fe, la razón y las ciencias dentro de Castilla y León.
En la última reunión de los delegados diocesanos de enseñanza en Tordesillas, se evaluó la situación de la enseñanza religiosa en las escuelas después de la implementación de la LOMLOE. Los resultados fueron muy satisfactorios, ya que la respuesta de las familias hacia el área de religión sigue siendo positiva en toda la región.
Según los datos recopilados en un estudio realizado en la mayoría de los colegios públicos, concertados y privados de la región, se informó que 162.568 alumnos, lo que equivale al 68,47% del alumnado del sistema escolar obligatorio, cursan el área de religión. Estos datos son similares a los registrados en la diócesis de Valladolid, donde el 67% de los estudiantes eligen esta asignatura, evidenciando la presencia continua de la religión en las aulas vallisoletanas. Estas cifras sitúan a Valladolid diez puntos por encima de la media nacional.
A pesar de esta recepción satisfactoria, los delegados diocesanos han expresado su preocupación por la disminución porcentual de la matriculación en comparación con años anteriores. Según ellos, esto se debe a razones sociológicas y a una legislación inadecuada que ha politizado en exceso la enseñanza religiosa, lo cual dificulta su normalización definitiva.
