La medinense Cristina Hernández consigue tener noticias de aquel pequeño ucraniano al que acogió durante varias temporadas en la villa
Paula de la Fuente-. Tras el accidente nuclear de Chernóbil en abril de 1986, fueron varios los pequeños afectados que llegaron a España para tratar de vivir con cierta normalidad el periodo navideño. Niños como Marian Nosal, que llegó al hogar de la medinense Cristina Hernández para ser uno más. Y es que Medina del Campo fue la morada temporal del muchacho que, desde los siete años asistió en épocas puntuales del año a la villa durante once años consecutivos.
Desde entonces hasta ahora son muchos los acontecimientos que han pasado. Desde la pandemia, que dificultó el contacto entre Marian y la medinense, hasta la propia invasión rusa de Ucrania. Este último hecho hizo que Hernández asistiera a esta cabecera para intentar dar con el paradero de su «pequeño, pasen los años que pasen», dado que no conseguía contactar con él.
Tras meses de intensa búsqueda, ha sido su hija Alicia la que, a través de redes sociales y de un laborioso encaje de bolillos -traducción de comentarios en Facebook, búsquedas por mapas virtuales y entre posibles amigos en común- han conseguido tener, al menos, buenas noticias.
Cristina, de la mano de Alicia, han logrado conocer cómo Marian ya ha conformado toda una familia y esperan poderse reunir todos juntos en Medina del Campo este mismo septiembre. Pero la realidad es realmente cruda, dado que el entonces pequeño, hoy ya adulto Marian, se encuentra en primera línea de la guerra. «M basta con que él, a los dos o tres días de enviarle un mensaje, me diga que todo va bien. Les han volado las torres, con lo cual tienen muy poca cobertura y tienen que subir arriba de un monte a coger señal. Como es lógico, el rato que tiene para conectarse es normal que con esté con su mujer y con sus hijos, pero siempre le queda algún rato para decirnos, ‘estoy bien'», relata Hernández.
