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sábado, abril 20, 2024

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El legado de Santa Teresa como testigo de los encierros de Medina del Campo

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De la Fuente-. Hace escasamente una semana, Medina del Campo celebraba la festividad de Santa Teresa. Voto de la Villa desde 1616. Y es que la localidad guarda un vínculo ciertamente anecdótico con la religiosa y de sobra conocido, que prueba la antigüedad de unos tradicionales encierros que buscan ahora la merecida distinción de «Interés Turístico Internacional».

Las calles de la Villa de las Ferias solamente contaban con la tenue luz de la luna. Eran las doce de la noche de un veraniego 14 de agosto de 1567, cuando Santa Teresa pisaba las tierras que habían visto morir a Isabel la Católica. Y es que el motivo que le trasladaba a Medina del Campo no era otro que llevar a cabo la consecución de su segunda fundación: el Convento de San José. Antes de ello, la Santa habría escogido su tierra natal, Ávila, para edificar lo que sería la primera fundación.

Y fue de tierras abulenses de donde partió, aquellos primeros días de agosto, la comitiva: “Sin más arrimo que este, salimos de Ávila dos monjas de San José y yo, y cuatro de la Encarnación (que es el monasterio de la Regla mitigada, adonde yo estaba antes que se fundase San José), con nuestro padre capellán, Julián de Ávila”, cerciora de su puño y letra Santa Teresa en el libro de “Las Fundaciones”.

Lo cierto es que ni el camino fue ligero, ni las disposiciones que se fueron ocasionando tampoco. A pesar de haber encontrado en Medina del Campo ya una morada donde edificar la orden “gracias a la predisposición de una mujer devota” las condiciones no eran las óptimas, llegando incluso a toparse con un edificio al que le faltaban varias paredes: “Todo lo iba disponiendo el Señor. Esta casa estaba tan sin paredes, que a esta causa alquilamos otra, mientras que aquella se aderezaba, que había harto que hacer” redacta en su obra ya citada.

Santa Teresa y el encierro de Medina del Campo

Pero si por algo se conoce la llegada de Santa Teresa a Medina del Campo es por un motivo taurino. Como por todos es sabido, los quehaceres populares de la época hacían que el 15 de agosto fuera uno de los ejes motores de la celebración en los pueblos, en conmemoración del acto de la ascensión del alma y cuerpo de la Virgen María. Ricardo Sendino, antiguo cronista medinense, garantiza en la obra «Historia de Medina del Campo y su tierra»: «Los toros bravos, en Medina del Campo y su tierra, constituyeron para nuestros antepasados, el espectáculo insustituible y núcleo principal de cualquier conmemoración o fiesta patronal, con mucha mayor importancia y categórica exigencia que en la actualidad».

De hecho, Sendino remata su reflexión apoyándose en documentación de 1490, que hace referencia a que los arrendadores de rentas del común (carnicerías, aceite…) «venían obligados a dar, sobre cantidades rematadas, un número determinado de toros bravos en esa fecha antes aludida, concretamente, once en total».

Entrado el siglo XVI, son los libros de acuerdos los que establecen en sus anejos la necesidad de contar con reses bravas para aquellos motivos religiosos de relevancia en la localidad: San Juan, Santiago, Nuestra Señora de Agosto y San Antolín.

Y es que en esa madrugada del 14 de agosto de 1567, varias reses bravas se toparon en el camino de la Santa abulense, que iban a ser encerradas para correrlas al día siguiente en la localidad. No en vano, y por “harta misericordia”, nadie resultó herido. Ella misma lo relata así:

“Llegamos a Medina del Campo, víspera de Nuestra Señora de Agosto, a las doce de la noche; apeámonos en el monasterio de Sta. Ana, por no hacer ruido; y a pie nos fuimos a la casa. Fue harta misericordia del Señor que aquella hora encerraban toros, para correr el otro día, no nos topar alguno. Con el embebecimiento que llevábamos, no había acuerdo de nada; más el Señor que siempre le tiene de los que desean su servicio, nos libró, que cierto que allá no se pretendía otra cosa”

Volviendo a los «Votos de Villa» correspondientes a San Juan, Santiago, Nuestra Señora de Agosto y San Antolín […]

Más información en la edición impresa de La Voz de Medina y Comarca

1 COMENTARIO

  1. Embebimiento no.Embebecimiento es la palabra correcta que utilizó Santa Teresa en su escrito.
    Y una desmedida preocupación por las declaraciones de todo tipo, como si el hecho de que los encierros sean o tengan la declaración de interés nacional, internacional o estratosférico hicieran que los encierros salieran bien.Ahi, ahi es donde hay que cargar las tintas y conseguir de una vez por todas que de gusto venir a los encierros de Medina, en lugar de tanto experimento, bandazos y palos de ciego.¡anda que lo del toro sobre las vias del Ave de este año no ha sido bueno ni ná…! Sin duda de interés internacional…!

Los comentarios están cerrados.

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