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jueves, abril 25, 2024

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De Ucrania a Rueda: Los 10.000 kilómetros que separan la detonación de la esperanza

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David, Olga y Roman salieron del país antes de que diera comienzo la invasión, ante la tensión creciente que se estaba viviendo en el epicentro actual del conflicto bélico

P. De la Fuente-. Las vides y el verde de los campos que rodean al municipio de Rueda siguen su curso vital, haciendo de la primera un auténtico mural de colores que cualquier autor de renombre estaría deseoso de inmortalizar. Las calles, algunas de ellas estrechas y pedregosas, con cuestas y desniveles que se pueblan de las gentes más características de la tierra, en las que ahondan valores tan preciados como la humildad, solidaridad y bondad. Así son los caleros, y así los describen Olga, Roman y el pequeño David, una familia ucraniana que llegó a España alrededor del mes de febrero y que, actualmente, reside en el municipio de Rueda junto a los padres de Olga.

El inmenso portón de madera que da comienzo al inicio de la casa guarda una mezcla de emociones difícil de transcribir con palabras, aunque podría decirse que la esperanza es la que prima sobre todas las existentes. La abre el pequeño David, de tan solo once años, con un brillo especial en los ojos al recibir a gente nueva en casa. Y es que, aunque de los cinco familiares ninguno hable español, el idioma universal de los abrazos es la máxima de su hogar, en el que reciben asiduamente la visita de María y Alberto, una pareja de Rueda que removió el cielo y la tierra para hacer posible que los cinco miembros que huían de las bombas, encontraran un lugar donde resguardarse de la tragedia en España.

Gracias al traductor que, por defecto, viene instalado en cualquier teléfono actual con conexión a internet, Olga relata su odisea. “Es una historia muy larga, necesitaremos mucho tiempo, hemos hecho más de 10.000 kilómetros” asevera la ucraniana entre resoplidos, ante las preguntas de este diario. Y así, y después de sendos minutos tecleando, la mujer y madre de David recuerda cómo comenzó todo. “Todos los medios escribían constantemente que la guerra iba a comenzar” y, ante la angustia creciente, decidieron dar comienzo a su salida del país trasladándose a Lviv, una ciudad próxima a Europa. Más tarde, justo cuatro días antes del estallido de la guerra, tomaron la decisión de instalarse en Budapest y, finalmente, y ante el comienzo de la invasión rusa, la búsqueda por encontrar un hogar seguro fue su máxima prioridad. “Portugal fue el primer país en acoger a refugiados de Ucrania, y por eso decidimos que David, junto a mis padres, tomaran un avión para ir directos hasta allí”.

Con este escenario, Olga y Roman continuaron su camino en coche, desde Budapest -Hungría- en aquel momento, ya que no querían dejar atrás a sus mascotas: un gato y un perro. Fue así como, en uno de los ‘altos’ en el camino, llegaron hasta Medina del Campo. En la Villa de las Ferias, los ucranianos reservaron unas noches para descansar en una casa alejada del bullicio. Ya in situ, y con David junto a sus abuelos en Portugal, tanto Olga como Roman fueron conocedores de que Portugal estaba ciertamente colapsado, un nuevo reto que la familia tuvo que asimilar.

Pero no fue una situación que afrontaron solos, ya que los propietarios de la casa turística medinense que alquilaron, María y Alberto, pronto se percataron de la crudeza de la situación. “Es mi familia ucraniana”, insiste María al hablar de ellos, que no ha dejado ni un instante de sostener sus manos y de acompañarlos a todas las instituciones oportunas para agilizar sus papeles. De hecho, tanto María como Alberto, con raíces en Rueda, contactaron rápidamente con la teniente de Alcaldía de la localidad, Raquel Pérez Salinas, para tratar de encontrar una vivienda a los cinco miembros de la familia ucraniana.

Puede leer el artículo completo en la edición impresa de La Voz de Medina y Comarca

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