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viernes, abril 19, 2024

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«Elijo el metal por miedo, miedo a la rotura… la piedra, el mármol o la madera me parecían irreparables en caso de error, eso me aterrorizaba ya que yo intento ser muy perfeccionista»

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R. Alonso.- Unidos por el fuego, Julio Galán y Vicent cierran mañana su exposición en el Centro Cultural Integrado. El artista vallisoletano lleva desde el 2006 dedicado de lleno al mundo de la escultura con creaciones que decoran diferentes puntos de España y, en concreto, varios viñedos y bodegas de Castilla y León. A través de su juego de volúmenes, el escultor invita al espectador a participar en una experiencia sensorial diferente.

¿Dónde nace la pasión por el arte de Julio Galán?

Tuve la suerte de que se mezclaran dos ingredientes sin querer, algo fundamental para mi trayectoria como artista, la primera fue genética ya que mi madre fué pintora, y la segunda por caprichos del destino. Nací en Simancas en plena explosión artística ya que en ese momento se establecía el Grupo Simancas (El Arcón, años 70) compuesto por una de las mejores generaciones de artistas castellanos, tuve la suerte de conocer a algunos de ellos, conocí desde dentro sus formas de trabajar y, a partir de ese momento, caí en las redes del arte. Con 16 años ingresé en la Escuela de Artes y Oficios de Valladolid, y hasta hoy.

¿En qué momento da el paso definitivo hacia el mundo de la escultura? ¿Por qué motivo?

Al salir de la Escuela de Arte me dediqué durante algunos años al diseño gráfico y la reproducción cartográfica en el Archivo General de Simancas, entre otras cosas siempre relacionadas con las Artes Gráficas, pero es sobre el año 2006 cuando decido dedicarme a la escultura en metal, todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo de mi familia, mi mujer y mis hijos. Era un riesgo muy grande.

Elijo el metal por miedo, miedo a la rotura… la piedra, el mármol o la madera me parecían irreparables en caso de error, eso me aterrorizaba ya que yo intento ser muy perfeccionista, por eso elegí el metal. Me parecía un material en el que me siento muy cómodo y que te permite tener errores fácilmente reparables.

¿Tiene una dedicación exclusiva a la escultura? ¿Trabaja actualmente en más ámbitos relacionados con el arte?

Si, tengo la gran suerte de poder dedicarme de una forma exclusiva a la escultura y soy feliz, con las complicaciones que conlleva vivir del arte, sin ningún tipo de ayuda por parte de las administraciones, fritos a impuestos, y con un grave problema -entre otros que sufrimos los artistas- es el intrusismo. Algunos entienden que el arte no tiene valor, viven de su trabajo y el arte como hobbies, en la mayoría de los casos regalándolo, un grave perjuicio para los artistas, pero esa es otra batalla…

Lee la entrevista completa en la edición impresa de ‘La Voz de Medina y Comarca’

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